¿Calor? Sólo en nuestra mente


Hace un año escribía un post titulado “llega el calor… vuelve el frío” por estas fechas y a propósito de este tema.

El verano ha llegado; tarde, pero ha llegado. Empiezan a escucharse frases del tipo “¡qué calor!”, “así no hay quién trabaje”, “yo así no puedo”. Ilusos… si ya estamos así, ¿qué pasará el mes que viene? Y, ¿en pleno agosto?

El otro día con motivo de la procesión de NSdlC salimos a la calle el que menos con traje, el que más con chaleco y chaqué. Yo era de los segundos y sinceramente hasta que uno de los primeros no pronunció la frase mágica, ni me había dado cuenta de que llevaba un buen rato sudando.

Normalmente me ocurre ésto. No es así cuando subo a Sharky después de que éste lleve todo el día al sol. Tampoco cuando llevo 30 minutos vuelta y vuelta en la tumbona. Sin embargo, cuando nuestro organismo se acostumbra a un estado, mientras nosotros no nos empeñemos en lo contrario, es difícil cambiarlo.

Si nuestro empeño es tener calor, mucho calor, extremadamente calor o incluso sentir la misma asfixia no cabe duda que eso es lo que tendremos. Sin embargo si dejamos que nuestra mente se acostumbre a la temperatura ambiente, a una temperatura ambiente eso sí dentro de los límites, el resultado que obtenemos será mucho más satisfactorio.

No digo que el calor no exista, no digo que a 40º a la sobra haga frío, sólo digo que si restamos importancia a lo que no podemos cambiar y nos mentalizamos al respecto seguramente estos días lo pasaremos mucho mejor.

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