Todos contra el asesino y sus complices


asesinato_museo-772683No me gusta participar en escabrosos temas. Generalmente a las noticias de tipo sensacionalistas no les hago ni puñetero caso cuando aparecen en las noticias o en los programas rosas porque sé que lo único que pretenden es meterse y destapar lo que no nos importa (o no nos debería importar) y vender con ello.

Al caso de Marta del Castillo tampoco pretendía hacérselo y mira que me han llegado miles de tuenti-eventos y hasta he visto carteles en los autobuses de Linares. Pero no, hoy por fin han conseguido que me hierva la sangre y tenga que opinar.  Ver en la televisión a esos padres hechos polvo pidiendo un referéndum para condenar a cadena perpetua al asesino es tocar fondo y hacerme hablar (¿después del bombo y sentimentalismo con el que han embadurnado este caso piensan que en el referéndum va a salir «que NO lo condenen»?, ¿es la solución para vengar una muerte hacer que haya más muertes?)

Cierto es que han matado a una chiquilla. Cierto es que se han deshecho del cadáver como si de un chucho callejero se tratase. Cierto es que incluso cínicamente han dicho no saber nada. Cierto es (por supuesto por lo que en la tele nos han mostrado) que son unos canis, kies o más comúnmente denominados jinchacos de mucho cuidado. Y seguro estoy que ciertas serán muchas más cosas que ignoro y que no me importan un comino.

Sin embargo seguramente nadie se ha parado a pensar que estos individuos son unos críos y que alguno incluso es menor de edad. Nadie habrá pensado en culpar también a sus padres por darles la educación que poseen. De igual forma, nadie habrá pensado que seguramente han crecido en un ambiente familiar muy distinto al que habitualmente estamos acostumbrados y que seguramente tengan unas amistades y diversiones de lo menos recomendadas. Nadie piensa que cabe la posibilidad de que el asesino no quisiera asesinarla, que es muy probable que todo se le fuera de las manos y guiado por lo que continuamente vemos en televisión poco a poco hiciera más y más grande la bola hasta los límites que vamos conociendo. Y quizá nadie haya querido pensar que tras el rostro de indiferencia y cinismo pueda existir el arrepentimiento.

Yo personalmente sí que pienso que todo lo anterior es una posibilidad más a tener en cuenta, y sobretodo pienso que no soy ni creo que nadie de los que tanto opinan sean dignos de juzgar tan a la ligera como habitualmente se hace. Creo que todos merecemos una segunda oportunidad, y una tercera y una cuarta, y hasta setenta veces siete si es necesario y si hay arrepentimiento real.

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3 Comentarios

  1. Buenas tardes Alejops!

    Gracias por tu comentario en primer lugar. Yo me pregunto a raíz de lo que dices: ¿hasta qué punto es uno realmente dueño de su libertad en estas circunstancias tan extremas? Seguro que en cada pequeña situación cotidiana donde ha ido formándose su personalidad si que lo ha sido, de ahí su culpa y que haya desembocado en esto pero no sabemos si realmente este chaval decidió libremente matar a su ex-novia sabiendo a lo que se exponía. Tal y como parece que ha ocurrido, que visto lo que había hecho llamó a sus colegas parece que muy premeditado no estaba…

    En cuanto a lo del arrepentimiento, la luz, etc. lo que ocurre es que eso es muy difícil, entran en juego muchos factores externos por lo más fácil (según opinan algunos) es encarcelarlo de por vida y pensar que «muerto el perro se acabó la rabia».

    Estoy totalmente de acuerdo en lo que dices, ojalá y estos chavales algún día y tras pagar con una condena justa por lo que han hecho puedan salir del túnel y encauzar su vida por el buen camino.

    Un abrazo!

  2. Abres un tema muy interesante. Claro, para juzgar bien habría que tener en cuenta todo eso que dices, la educación, el ambiente, las amistades… Pero, por otro lado, siempre queda la responsabilidad personal, la culpabilidad propia, porque en último término hay siempre una libertad, aunque esté empañada por las circunstancias, que te hace inclinarte por hacer una cosa u otra.

    Lo que sí es verdad es que nadie en este mundo puede juzgar justamente, teniendo en cuenta todos los factores. Y, sinceramente, yo creo que esa falta de justicia es una prueba muy grande que tenemos para creer en otro tipo de Justicia: la de Dios.

    Ah, una cosa más: para que se arrepintieran, sería necesario que alguien entrase de lleno en las vidas de esos chicos dándoles la oportunidad de arrepentirse, de ver un poquito de luz en la oscuridad en la que, me imagino, viven. Todo es posible, ha habido casos y ojalá que sea así. Es lo mejor que les podría suceder.

    Saludos y felicidades por la entrada

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