Hoy me gustaría compartir con vosotros algunos puntos interesantes de reflexión sobre la sinceridad y la confesión. Ya sabéis, es algo gratis y que merece la pena. ¡Qué bien se está cerca de los amigos y… qué desagradable es estar a mal con ellos si encima sabemos que es nuestra culpa!
Un abrazo! 😉
- Si alguna vez caes, hijo, acude prontamente a la Confesión y a la dirección espiritual: ¡enseña la herida!, para que te curen a fondo, para que te quiten todas las posibilidades de infección, aunque te duela como en una operación quirúrgica. (Forja, 192)
- Voy a resumirte tu historia clínica: aquí caigo y allá me levanto…: esto último es lo importante. –Pues sigue con esa íntima pelea, aunque vayas a paso de tortuga. ¡Adelante! –Bien sabes, hijo, hasta dónde puedes llegar, si no luchas: el abismo llama a otros abismos. (Surco, 173)
- Has entendido en qué consiste la sinceridad cuando me escribes: «estoy tratando de acostumbrarme a llamar a las cosas por su nombre y, sobre todo, a no buscar apelativos para lo que no existe». (Surco, 332)
- La sinceridad es indispensable para adelantar en la unión con Dios. –Si dentro de ti, hijo mío, hay un «sapo», ¡suéltalo! Di primero, como te aconsejo siempre, lo que no querrías que se supiera. Una vez que se ha soltado el «sapo» en la Confesión, ¡qué bien se está! (Forja, 193)
- A la hora del examen ve prevenido contra el demonio mudo. (Camino, 236)
- Estás triste, apagado, nervioso, todo te irrita, peleado con el mundo… confiésate. (Ésta de mi cosecha) 🙂
jaja! si no se la quitas…. 😉
jeje sin duda la mejor la de tu cosecha. La twiteo, ok? Ciao!!
Feliz Semana Santa!!!
Hombre… no quisiera yo quitar protagonismo al autor de los otros puntos con mi pequeña aportación… 😉