Una historieta de cama


>>Yo era una chica normal, estudiaba en la universidad, procuraba estar a la última.

>>Creía en lo moderno, en el buen ambiente, en que el hombre era bueno.

>> Todo lo que decían mis padres me parecían cosas pasadas de moda, exageraciones, falsas prudencias. En fin, era una ingenua.

>>Tenía novio, nos llevábamos bien, parecía que nos queríamos. Un día me propuso tener relaciones. Le dije que me lo pensaría. Yo en el fondo no quería. No me parecía bien. Desde ese día me decía con frecuencia que si me lo había pensado. Yo me reía, me sentía halagada, me gustaba que estuviese tan deseoso.

>>Un día tuvimos nuestra primera relación, esa noche no pude dormir, me repetía con frecuencia: ¡esto es lo que la gente considera tan emocionante!

>>Estaba rabiosa, me sentí engañada, no por mi novio, sino por mí, me sentí masa, basura, sin personalidad.

>>Seguimos un tiempo, teníamos relaciones frecuentes, pero ya nada fue igual.

>>Al poco tiempo lo dejamos, de mutuo acuerdo.

>>Nuestra historia había entrado en un callejón sin salida.

 «Sexo en la pareja – ¿une o desune?». José Mª Contreras

Os copio esta historia que leí hace unos días. Estoy seguro que no es un hecho aislado entre las chicas que tienen ciertos principios y que mantienen relaciones sexuales por primera vez. También creo que es una de las causas de ruptura entre un gran número de parejas que aparentemente funcionaban y que podrían haber funcionado si no hubieran metido la pata (…u otra cosa).

Tal vez a alguna/o de los que la leáis os haga caer en la cuenta de que no merece la pena jugársela. A los que ya han pasado por esto y la jugada les haya salido tan mal quizá caigan en la cuenta de donde estuvo el error y no se engañen con falsas excusas. Ante todo, espero que ayude a la gente a aprender de los errores de otros antes de que tengan que aprender de los suyos propios.

Es cierto que el sexo promete mucho más de lo que da y que fuera del matrimonio no puede dejar de defraudar, siempre hay mucho de egoísmo en esa relación y poco de amor, aunque vaya disfrazado de ello como también el lobo se disfrazaba de abuelita en el cuento. El sexo, así, deja ese regusto amargo que deja todo lo que uno hace buscándose a sí mismo.

Sé que es muy difícil decir que no a las relaciones con tu pareja cuando el ambiente que reina en nuestros días es más frívolo que nunca, y más cuando impera el «todos lo hacen» y continuamente los medios nos bombardean con esta filosofía cosificadora de vida. Siempre he pensado, vivido y defendido que merece la pena no jugar con la felicidad futura en pos de los buenos ratos del hoy y del ahora.

Os dejo este pequeño video. La espera, por mucho que os digan, merece la pena!

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