¿Qué ocurre con la inmigración en España?


Hola a todos. Me inicio en esta aventura de escribir en el blog de Llopis compartiendo con los miles de seguidores una reflexión sobre la inmigración en España. Espero no aburriros demasiado con lo que aquí escriba. Imagino que es lógico que me presente, soy Manu Martínez, tengo 21 años y estudio cuarto curso de derecho en Granada. Es un reto entreteneros teniendo en cuenta la calidad a la que os tiene acostumbrados Llopis. Un saludo.

Granada, 16:20, el sol aprieta y para encarar mejor una tarde de estudio entro en una tienda de alimentación regentada por chinos para comprar un MaxiBon y refrescarme un poco.

Lo primero que veo es una niña de unos tres o cuatro años a la se le escapa una sonrisa y al segundo me pregunta: ¿qué quiere? Su padre, literalmente pegado a la pantalla, se desvive por sacar adelante un videojuego y ni se inmuta. Contesto a la niña que deseo un MaxiBon y espontáneamente empieza a canturrear MaxiBon, MaxiBon… le encantaría dármelo pero sus bracitos no alcanzan el congelador por lo que su padre se ve obligado a dejar el ordenador para ofrecerme el helado. Mientras tanto observo el local y me percato de que a poca distancia hay un carrito con un bebé de apenas unos meses durmiendo.

Al salir del local, después de que la amable niña me sonriera y me dijera adiós (su padre por no decirme casi no me dice ni el precio) me pregunto a mí mismo: ¿esto no debería cambiar? ¿No debería estar esta niña en el colegio? ¿El bebé no estaría mejor en casa en lugar de en un antro rodeado de golosinas, patatas y botellas de ron?

Al sacar el tema de la inmigración, el político de turno parece enlazarlo con la solidaridad. No me creo este cuento fantasioso. No me parece solidario que familias enteras se pasen el día en un local de negocio, tengan la edad que tengan, sin que las autoridades lleven a cabo ningún tipo de control. Quizás podría conseguirse que estas personas alcanzaran un verdadero desarrollo, de modo que si algún día vuelven a sus casas se lleven algo más que un sobre con dinero. Quizás podríamos hacerles ver que la familia está por encima del trabajo y que hay cosas en la vida que no se pagan con dinero porque el dinero no las consigue.

Lo dicho, llamemos a cada cosa por su nombre, respetemos lo que solidaridad significa y que no nos vendan la moto de que la inmigración es una cuestión de fraternidad cuando aquí la mayoría de los inmigrantes mal viven.

Un comentario

  1. Buena reflexión… pero plantéate ahora la reacción de muchos españoles si ven que empiezan a tomar medidas con los inmigrantes, con el percal actual de nuestro país y su paupérrima economía.

    Ya sabes como son los españoles. Habría revolución como mínimo. Sin embargo, me parece curioso que muchos de estos españoles que se levantaran a las armas ante estas hipotéticas medidas con los inmigrantes, son los mismos que no aceptan trabajar «recogiendo fresas» o «en la aceituna»… porque es un trabajo de «inmigrantes»

    Trabajo hay señores, pero no todos están en una oficina con aire acondicionado.

Deja un comentario