Sólo se trata de ser buena persona


Hace un par de semanas vino a San Telmo Antonio Lorente Lamarca, empresario andaluz de reconocido prestigio. Enmarcada en la asignatura de E-LAB (creación de empresa), su ponencia de unos 20 minutos estaba enfocada a contarnos “sus secretos” para que supiéramos encaminarnos, como él lo ha hecho, hacia una posición de referencia en nuestra Comunidad.

La verdad es que no sé mis compañeros, pero yo esperaba poco menos que una lección magistral sobre técnicas, métodos o procedimientos para hacer de mi empresa la más puntera del sector. Garabateé el folio para comprobar que el V7 funcionaba mientras presentaban brevemente su curriculum. No estaba dispuesto a perder detalle. Atento que empieza, me dije. Y empezó.

–       Buenas tardes, es un placer… y demás protocolos pertinentes… No me considero digno de hablar ante un foro como este… ante 35 personas de vuestra categoría… continuó. Yo, la verdad, he venido a hablaos de que en esta vida lo importante es ser buenas personas…

En ese momento mi cintura se rompió como si fuera defensa y atacara el Kun, mis conjeturas mentales se vinieron abajo… ¿Qué para ser un buen empresario lo primero que hay que hacer es ser una buena persona? ¿Esa iba a ser la “receta mágica”? No me lo terminaba de creer, aunque algo me hizo pensar que podía ser un buen truco diferencial para el negocio y para la vida, porque eso de ser «buena persona» tampoco es algo que esté muy «de moda».

Decidí prestar aún más atención de la que ya de por sí tenía pensado. Así lo hice, tomé alguna nota y desde aquel día hasta hoy he reflexionado mentalmente y en mis ratos libres sobre ello. Mi post, construido a partir de su charla y sobre mis reflexiones hoy se lo dedico a él, porque lleva mucha razón: en esta vida lo realmente importante es ser una buena persona.

Buena persona… qué bien suena. Pero, ¿qué es ser buena persona? ¿Cuáles son sus características? ¿Honradez? ¿Sinceridad? ¿Justicia?…

A mi me parece que las buenas personas quizá son esa clase de gente de la que siempre te puedes fiar porque pase lo que pase van con la verdad por delante y con mucho cariño te dicen las cosas a la cara y como las creen.

Las buenas personas son sinceras, brutalmente sinceras. Para ellas no existen las mentirijillas, ni piensan que es mejor decir una mentira sin importancia para no ofender o quedar mal con ese amigo al que tanto quieres. Antonio dijo que cuando una de estas personas llega tarde te dice que le quedan 5 minutos, no que ya está en tu puerta (y si luego tarda 2 eso que todos se encuentran).

Las buenas personas son honradas y tienen palabra. Cuando se comprometen con algo o con alguien siempre lo hacen, y de esa forma consiguen que los demás sepan que en él se puede confiar. Y cuando después de decir algo las circunstancias cambian, él paga las consecuencias, pero no se las hace pagar a los demás. “Qué tu sí sea sí…”, no estamos descubriendo nada nuevo. (Me encantaría contaos la anécdota de como se arruinó con los Astilleros de Almería, pero es larga para dejarla aquí… la escribo luego como comentario).

Las buenas personas nunca se creen más que aquellos que le rodean. Son humildes y saben tratar a los demás por igual, pero a la vez son justas y saben dar a cada uno lo que le corresponde. La diferencia jefe-empleado existe, y es bueno que exista, pero ello no implica que el jefe sea un déspota tirano ni que el subordinado sea un colega que abuse de la confianza en él depositada.

Las buenas personas son exigentes consigo mismas, pero también con los demás porque intentan ayudarles a base de subirles el listón. Luchan contra lo fácil, contra lo cómodo, contra lo inútil… Se ponen metas ambiciosas en todos los campos de su vida y se encaminan hacia ellas.

Las buenas personas no discuten. Discutir, ofender con hechos, gestos o palabras no es propio de ellas. Más bien, estas personas tienen argumentos, porqués, motivos… y habitualmente explican razonadamente su punto de vista y entienden y comprenden el de los demás cuando así se lo hacen ver. Y por supuesto, sobra decirlo, para las buenas personas no existe el orgullo ni el rencor.

Por último, aunque creo que también es la nota más «vistosa», las buenas personas siempre están contentas y contagian a los demás con su alegría, que no consiste en llevar todo el día la sonrisa puesta, ni en soltar carcajadas cada cierto tiempo… sino en trasmitir una paz interior propia de saber que todo lo anterior lo vives al máximo sin buscar nada a cambio.

Con todo esto, quizá salta a la vista que ser buena persona es difícil. Sin embargo, sé que a la par de difícil también es muy posible, así que me da que a partir de ahora voy a intentar convertirme en una de ellas. Y tú que me lees, que has llegado hasta el final, que seguro que has visto algo en lo que aún puedes mejorar, te animo a que también lo intentes. Esto que escribo no son unas reglas fijas, pero quizá te puedan ayudar como a mi a empezar el camino.

Por cierto, quizá así lo veas más fácil: ¿quieres ser feliz?
¡Conviértete en una buena persona! 😉

 

Post escrito en agradecimiento a Antonio, por esas pequeñas pinceladas que nos brindó,
sobre las que cada día y hoy aquí reflexiono

 

14 Comentarios

  1. anteriormente hice un comentario como veo q no se ha puesto quisiera qno se publicara porq me di cuenta q se puede interperetar de dos maneras gracias

  2. En una charla o debate es muy bonito todo y os creeis vosotros que os va a decir como se ha echo un empresario lider en el sector lo teneis que ver desde dentro y preguntarle a los trabajadores que piensan de eso y lo mismo cambiais la opinion.

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